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martes, 1 de octubre de 2013

Relato: La sonrisa en el Kiosco



La sonrisa en el Kiosco

Cada día sobre las 12 me pasaba por la Plaza de la Esperanza donde estaba el Kiosco. Hace poco que el Kiosco había cambiado de dueño y ahora lo llevaba una Señora amable de cabello rubio rizado y que siempre me saludaba con una sonrisa, de las más profundas que he visto. Compraba la prensa diaria, aparte de unos fascículos diarios sobre el arte de la seducción y placeres poco comunes.
¡Hola, de nuevo por aquí!, me respondía con su sonrisa típica y que me aportaba un poco de elegancia deseada al día a día.¡ Si aquí estoy, ya me ves! le devolvía la sonrisa. ¡Pues te tengo reservado lo tuyo!, me tuteaba con una naturalidad plasmante. Mientras se disponía a revolver en sus revistas para localizar mi pedido, yo observaba con una atención discreta su cara marcada por algunas arrugas. No eran feas, me parecían ríos por donde fluía toda la sensatez y madurez que ella me transmitía. Justo en el instante que yo tenía clavada mi mirada en sus ojos de azul eterno, ella desvío su cara encontrándose con mi mirada descubierta. ¡Aquí lo tienes!, descubriendo mi atrevimiento galán de mirarla de esa forma.

Lo único que hacia es ampliar aun más su sonrisa de miel de sol. Yo no quería ser menos pensé, y al entregarme ella las revistas le deposite suavemente las monedas sobre la palma de su mano, acariciando apenas con mi dedo índice su mano al retirar mi mano y añadía: ¡Siempre estas al tanto de mi pedido!¡Naturalmente que si, y mira ha salido una nueva edición de autores alemanes contemporáneos, quizás te interesa! y daba unos pasos saliendo de la caseta de su Kiosco. Llevaba una chaqueta negra de lana fina que le protegía del fresco otoñal, debajo una blusa que me parecía de Satén, también negra. ¡Pues si por favor, enséñamelo!, respondía.

Me acercaba a ella, y solo estaba a dos palmas de distancia de ella respetando la separación cordial. Del bolsillo de su chaqueta sacaba sus gafas, y con delicadeza maestral se las colocaba inclinándose sobre la mesa exterior para alcanzar unos libros situados al otro extremo. ¿Te ayudo? le ofrecía mi ayuda en un gesto de caballerosidad. ¡Si por favor, aguántame estos otros libros!, y sacaba uno tras otro para llegar al deseado. Su perfume me volvía de blanco y negro regresando a los ambientes de la década de los 40.¡Ya esta, aquí lo tienes! Al entregarme el libro ella añadía: ¡Es “La esencia perdida de los Besos” de Sabine Herz. Lo leí el otro día y es muy profundo, te gustara!

Al ver el Libro ilustrado de un rojo tentador, le respondí: ¡Que buena recomendación me has hecho, esta autora siempre me cautivo!¡A propósito, no se tu nombre! me dirigía a ella con el libro en la mano. ¡Estrella, es un placer!, me decía. Con dos besos en su mejilla, le pague y me despedí tras desvelarle también mi nombre. El resto del día intentaba centrarme en mi trabajo, pero apenas podía. Su perfume aun caracterizaba el libro que me había entregado ella. Al aparecer la noche, llegue a casa. Una ducha, y una infusión me hicieron de ceremonia de apertura para iniciar la lectura del libro. La escritora remarcaba en su obra la importancia de la forma de dar los besos. Había besos ligeros y sin apenas profundidad que eran ideales para ser dados en sitios públicos con poco tiempo disponible. Estaban también los besos que atrapaban, que más que besos ejercían de clímax superiores de nuestras propias lujurias personales. El libro sencillamente me cautivaba. Yo ya me consideraba aperturista y liberal en cuanto a formas de pensar, pero agradecía enormemente esa porción de novedad a añadir.

A la mañana siguiente me levante con un Flash fijo en mis pensamientos. Antes de pasar por el Kiosco iba a comprar una rosa que iba a ser acompañada con una gran carta que en su interior contendría 10 sobres más pequeños, igual que las famosas muñecas rusas. En el último sobre más pequeño iba a introducir un mensaje: ¡Estrella, me has sorprendido con ese libro! ¿Te apetece ir a cenar conmigo? ¡Te digo esto, porque me gustas y quiero conocerte!

Con la sorpresa ya en mis manos me dirigía a su Kiosco. Al acercarme me sorprendió no verla, en vez de ella estaba una señora anciana, que decía ser su Tía. ¿Estrella está bien? le preguntaba. Y con ojos llorosos me respondió: ¿No lo sabía? ¡Estrella tiene Cáncer y su estado ha avanzado tanto que le obligo a hospitalizarse! Tras facilitarme la habitación y el hospital donde ella estaba ingresada, fui inmediatamente a verla.

Al entrar en la habitación la veía sola, aun sonriendo. Se sorprendió al verme entrar. ¿Tu por aquí? ¡Qué agradable sorpresa! Le agarre su mano y le pregunte ¿Estrella, cuéntame que ocurre?¡Es terminal amigo mío! decía. Y sin poder remediarlo mis lágrimas saltaron, y le entregue la rosa y el sobre. Sus ojos cansados brillaron al abrir los sobres y al leer la esencia del mensaje contesto: ¡Si quiero, quiero cenar contigo! Y con esas palabras mi corazón pasó a ser suyo y mis lágrimas se entremezclaron con una sonrisa que tenía un sabor ciertamente complicado. Dentro de mi sabía que iba a estar por ella todo lo que hiciera falta ….. ella solo me pedía: ¡Abrázame muy fuerte, y no me sueltes por favor!
¡Dios!, a veces la vida es un autentico misterio.

@Ava

domingo, 15 de septiembre de 2013

Relato: Ascensión y decadencia de amores

Ascensión y decadencia de amores Parte 1


La vivencia de los amores encontrados por sucesos y encuentros imprevistos es una ciencia curiosa ya por si. Cuando nos encontramos de repente con una persona que despierta nuestro interés, y a su vez ese interés es correspondido comienza la paulatina apertura y desvelo de secretos y pasiones personales, que de otra manera difícilmente saldrían a la luz.

Se produce una especie de explosión repentina de tabus polvorientos que después de mucho tiempo encuentran una reciprocidad que sabe ciertamente a miel.


Lo curioso de esa ascensión de un amor recién descubierto es que te das cuenta que puedes ser mas libre de lo que hayas sido antes, que ella o el han sido un revulsivo para darte cuenta que realmente estas vivo. Los días y la semanas pasan y tu reforzado ser adquiere la fuerza positiva que atrae a mas personas. Si sabes querer, otros también te querrán y aprendes a desechar antiguos obstáculos como los celos o barreras sociales. Hay mundo más allá de la ciudad donde vives, la universalidad de un globo terrestre habitado por terrestres hasta se te hace indispensable para proyectar tu expansión espiritual. El espacio lo compartes con ese corazón palpitante que tanto te fascina.


Llegan los juegos labiales, los guiños de complicidad y a ambos no les queda mas remedio que convertirse en fugitivos de la cotidianidad. Las noches pasan a retomar el protagonismo que de antaño tuvieron. Y ciertamente te llegas a creer como dice una canción: “Tenemos el record del mundo en querernos".

Ascensión y decadencia de amores Parte 2

En ocasiones, y sin previo aviso, después de haber permanecido juntos enlazados por eternidades de días y silencios comprendidos, se presenta un grieta creciente en el rojo pasional de ambas conciencias. Los orígenes de la grieta no siempre tienen un porque explicable ni motivación lógica. Se producen, y simplemente sientes que la distancia que separa ambos corazones se acrecienta cada vez más. Tu inteligencia racional busca una razón, pero aunque la encontraras, nada impide el hecho que los silencios afines anteriores han dado paso a la distancia más dolorosa.

En tu sabiduría otorgas espacios, tiempos, en ocasiones con la esperanza que tu ausencia notoria lleve a la otra persona a echarte de menos y recordar lo que tanto significabas.
Ambos jugáis el juego de no herir, de mostrar quien lleva los guantes mas blanqueados. Hacia el exterior mantienes la compostura de haber aceptado la nueva situación con cordura y madurez, pero en el fondo sabes y sientes que te gustaría volver a los orígenes de lo que una vez fue y una vez funciono.

Pero todo lo ocurrido es más simple de lo que parece. Empiezas a valorar todo lo positivo de la relación vivida, respiras a fondo, sales a calle y dejas otra vez emitir tu optimismo hacia el mundo mundial. Has crecido, has vivido, has acumulado las intimidades de otra persona que te ha hecho confirmar tu validez personal. Ese encanto que vuelves a disponer, fue una de las razones del crecimiento de tu pasado amor. Sabes amar, pero también sabes dejar ir, tanto uno como otro son tan vitales para no echar a perder la esencia de la libertad de elección que tanto proclamas. Vuelves a sonreír ... vuelves a ser tu esencia perdida con un toque más de elegancia. Y la decadencia de un amor es el comienzo del renacimiento de una nueva ocasión.

@Ava

sábado, 14 de septiembre de 2013

Relato: La Danza habita nuestros cuerpos



La Danza habita nuestros cuerpos

¿Por qué bailo? Una pregunta que me planteaba a menudo. Y toda respuesta iba encaminada a un ¡Me Gusta!
Baile es sentir, es arte y deporte, es gustarse a si mismo durante el acto del movimiento. ¿Os imagináis representar un beso en una danza improvisada? Agradezco enormemente haber reconocido que mi minusvalía no es un impedimento para realizar actividades útiles. Sería un penoso desaprovechamiento de mis capacidades intelectuales y físicas si me dejara reducir por tendencias sociales e morales a simple polvo de capitulación. ¿Por qué tirarse del puente si la mayoría lo hace? ¿Por qué no considerarse un “Juan Salvador Gaviota” con sus facetas enteras?
Querer volar, querer danzar, desear flipar, jugar y como no: Amar. ¿No conduce todo esto a lo mismo?
Lo que trato de decir es que el individuo con deficiencias físicas o psíquicas puede desarrollar con motivación propia o ayuda ajena, diferentes danzas o expresiones aplicadas a la particularidad de cada uno. A base de mi propia cojera y dificultad en el habla he aprendido a convertir mis dificultades en unos instrumentos creativos. Resulta fácil soltar todas tus tensiones internas mientras estas bailando. Yo diría que es una intuición del ser humano congeniar mediante movimientos acoplados con ritmos y melodías de profundas intimidades y pasiones. Lo que en la vida real resulta desesperadamente inútil, con el baile esos deseos se manifiestan de una forma espontánea.

Érase una vez:
Recuerdo que hasta los 15 años nunca me había atrevido a iniciar ni siquiera un paso, más difícil todavía era pisar la pista de baile. Los complejos sumados a la timidez me impedían sacar el León que guardaba en mi pecho. ¡Y lo que es el destino! Con varias copas de champán en nochevieja desaparecieron de golpe mis dudas, mis complejos. Empecé a bailar y como una esencia irresistible iniciaba pasos, giros, saltos a media altura y me sentía un chico feliz por haber descubierto este placer de la vida. A partir de esa memorable nochevieja frecuentaba a menudo las salas de baile y me atrevía cada vez con mayor soltura, inventando nuevos movimientos, como si quisiera decir a los jóvenes que me estaban mirando ¡Me voy a comer el Mundo!. Se puede decir que con cada baile aumentaba la confianza y seguridad personal. Y eso se dejaba notar en el resto de mis actividades cotidianas.

Lecciones:
Es Viernes. 11:00 h. Es hora de empezar la clase. Mis alumnos esperan impacientes en la sala. El lugar no es muy grande, pero las personas que aprenden a mi lado me demuestran lo sensacional e emocionante que es para ellos poder danzar e expresar.
Laura, una chica de 17 años, parapléjica cerebral y confinada a una silla de ruedas, hace grandes progresos en el arte de la expresión corporal. Además conseguimos hacer una coreografía estilo Rock’n Roll para silla de ruedas y andante. Antes siempre manejaba la danza con gente puesta en pie, personalmente los denomino “Andantes”.
Yo, por ejemplo, soy un Andante. Después me planteaba la manera de hacer algo con los que no tienen posibilidad seria de mantenerse y moverse a pie. Para asimilarlo no hay mejor forma que igualarse a sus mismas condiciones y desde allí ingeniárselas para improvisar, probar, hacer una serie de variantes con la música. El producto de esta adaptación es conocer los pros y contras de los afectados. La enseñanza, luego, resulta comprensible e aceptable para ellos.
Enseño a similares míos, pero incluso para mi hay mucho que aprender. La vida entera es un aprendizaje, llena de sorpresas y amargas secuencias, y dentro de sus canales uno navega por rutas elegidas. La danza es un pretexto válido para fortalecer la personalidad. Enriquece la parte impulsiva del ser humano. ¡Dicho queda!

@Ava

martes, 16 de julio de 2013

Relato: Box



BOX

Juan estaba como un coloso espartano en el décimo asalto.
Sus ojazos chisporroteaban dolencias lagrimosas,
inequivocablemente emplastadas a ritmo de dostanteo.

Su enemigo persa avalanchero empleaba a secas
la estratégica cruzada ajedrecística
que hace decenios evaluados al cuadrado multiplicativo
utilizaba Xerxes en su campaña de venganza
contra la lograda unidad europeísta de los helenos.

La derrota campaneaba cerca del tronco de Juan
cuando el “Gong” sellaba el décimo Round,
dejando a Juan en letárgicas secuencias
sobre el relajador cuatro pateras.


Que sea ahora o nunca será,
nuestro amigo tenia que “Pokear” todo al undécimo
y para ello sonrojado se reciclaría
para el venidero minuton y medio
en perspicacia temistocleana.


¡Espartano incansable! ,
por fin contrarrevolucionas.
El bocazas ignoranton con su supremacía a ojo de buen cubero
cayó en la estrecha trampa de Salamis.
Surge como por divinidad el efecto sorpresa.
Con cortos y rápidos machacazos
Juan hace tambalear a su adversario,progresivamente reduciéndolo a polvo amargo con sabor a capitulación.


El “TicTacTeo” del tiempo
alza el “countdownero” one, two, three …
y el bombazo alirón tras el “Ten”
inyecta jubilo expansivo en la hazaña juanista.


@Ava

miércoles, 10 de julio de 2013

Relato: Flotar para vaciar



Flotar para vaciar
Si tienes ocasión haz esto:

Entra al mar, déjate envolver,
flota con la espalda y mira hacia el sol y las nubes.
Procura estar quieto,
los nervios desaparecen
y aprovecha tu estancia a solas con mar, nubes y sol
para llegar a estar absolutamente vacio.
Un vacio que te renueva
y permite la entrada de lo verdaderamente útil y aprovechable.
¡Tu ser te lo agradecerá!

@Ava

jueves, 6 de junio de 2013

Relato: Invevitable Sentir

Inevitable Sentir

El amor es cosa de valientes... siempre.
Y más cuando entiendes que lo principal es la felicidad de la otra persona. Las vivencias se acumulan y se crea una historia con significados.

 Va pasando el tiempo y lo que ha crecido te va calando, palabra a palabra y vivencias varias. Te haces querer y mucho, y eso vale para todo.

Tus relaciones, tu día a día, las gentes que cruzas cuando compras. Tu expresión y trato demuestra de sobra lo que estás dando... Accesibilidad y Apertura.

Si eres alma, pasión y corazón no puedes evitar sentir, y eso demuestra que las cosas crecientes te importan y mucho.

Y si uno reflexiona realmente sabe y reconoce que todo lo que estás viviendo, sintiendo, subiendo y bajando te vale de mucho para tu vida y lo que viene.


Shhhhh .... el fin del día se acerca y la reflexión que alivia ....

@Ava

miércoles, 5 de junio de 2013

Relato: El viaje del E-Mail

El viaje del E-Mail

Erase una vez un E-Mail que fue enviado y que no llegaba. En vez de tomar la dirección mas recta hasta su destino, el E-Mail se prestó unas alas de una gaviota errante y tomo rumbo hacia los Pirineos.

¡Uff que frio! decía, al rozar las puntas nevadas que limitaban la península ibérica.
Al llegar a Montpelier el E-Mail diviso un globo muy grande de color naranja celeste y le pregunto al globo: "¿A donde vas gran globo?"."¡Voy a alegrar la vista de los Parisinos!", decía. Si quieres súbete a mi cesta y te llevo. Dicho y hecho, juntos volaban hasta Paris y al llegar a la Torre Eiffel ataron los cabos y el E-Mail cogió el tren que le llevaría a Londres.

Por debajo del Canal el E-Mail dormía pensando en ver al Big Ben y en su interior aun quedaba por descubrir el mensaje del comunicado. ¡Atention, Atention, we are in London!, y los avisos internos del Tren despertaron al E-Mail que medio adormilado se encontraba en Trafalgar Square.

De repente una misteriosa mujer hindú con un vestido naranja sedoso se acerco al E-Mail y le dice: Ven y besa el punto rojo de mi frente y te llevare a donde quieras!
Al besarla el E-Mail sintió que sus piernas se revolucionaban a mil y sin saber como empezaron a correr a la velocidad del sonido sobre aguas, tierras y nubes hasta llegar al Taj Mahal y de alegría se dejo caer en sus piscinas.

Wow, eso es rapidez. y el viaje continuaba ........ ¿Donde estará el E-Mail ahora?

@Ava

viernes, 24 de mayo de 2013

Relato: Música clásica en la Acrópolis

Música clásica en la Acrópolis

Me disponía a entrar en el anfiteatro que se situaba justo debajo de la Acrópolis.
Era ya noche avanzaba, los concertistas aguardaban en el pasillo su entrada al escenario.
Una chica treintañera con cabello rubio recogido y vestido largo negro precioso como la noche me miraba y sonreía. Yo le respondí con una sonrisa de complicidad y para calmar su visible nerviosidad le daba un suave rocé en su espalda para mostrarle mi apoyo y que todo iba a salir muy bien.

Al entrar en el recinto la mayoría de asientos ya estaban cubiertos. Con mi acompañante tomamos lugar en las filas delanteras con una vista a altura de ojo con los concertistas. Al sentarme procure grabar en mi memoria el momento de tocar la piedra milenaria. La Acrópolis vigilaba a lo alto justo detrás de mi espalda.
Mil, dos mil, dos mil trescientos años… mis reflexiones viajaban en la máquina del tiempo hacia aquellos personajes de leyenda que emitieron sus palabras en este recinto.
Los artistas hicieron su aparición. Tomaron sus asientos y la chica dorada del encuentro fugaz en el pasillo parecía la más sonriente de todo el conjunto.

El señor de la barrita mágica hacia su aparición y como una gran ola todos empezaban a soltar sus aplausos y reverencias. Los focos bajaron su intensidad y un gran silencio sucedió el murmurar del público. Cientos de ojos observando, había poetas, carpinteros, coleccionistas de arte, artistas posibles y otros ya realizados. La mano del dirigente inició la apertura y los violines y chelos comenzaron enseguida con su enamoramiento mutuo.

Yo era un descendiente de los valles verdes celtas y me sentía como recién nacido en la cuna de Europa. Los ojos de mi acompañante buscaban continuamente mis emociones. Mi emoción se transmitía a través de mi piel. Una caricia de manos y la cultura se mezclaba con cierto intento de sensualidad. Una noche que me devolvió el amor perdido a lo clásico.